[NotiAMCA] Fallecimiento de Mario Gradowczyk

Victorio Sonzogni sonzogni en intec.unl.edu.ar
Mar Sep 21 18:55:35 ART 2010


Victorio, 

esta mañana se murió Mario Gradowczyk. Si bien no era socio
de AMCA porque hace tiempo estaba desvinculado de la parte
"institucional" de la ingeniería, Gradowczyk fue uno de los ingenieros
más brillantes del país y uno de los iniciadores de la mecánica
computacional en Argentina. 
Fue mi maestro, mi colega y mi socio, y colaboramos
profesionalmente durante más de treinta años. Escribo a
continuación un pequeño obituario de Mario (borrador de un artículo
más completo que voy a preparar) y me gustaría si puede salir en el
noticiero de AMCA.

Te mando un abrazo,

Pablo Jacovkis

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El 11 de septiembre de 2010 falleció en Buenos Aires, luego de una
larga enfermedad, el ingeniero y doctor en ciencias técnicas Mario Horacio 
Gradowczyk, una de las mentes más brillantes de la ingeniería argentina. 

Gradowzyk había nacido en Santa Fe en 1932; después de recibirse de ingeniero,
y obtener un doctorado en ciencias técnicas en Europa a principios de
los años sesenta, Gradowczyk se incorporó como investigador al Instituto de 
Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de
Buenos Aires, y fue nombrado además profesor del Departamento de 
Meteorología de dicha Facultad. 
El Instituto de Cálculo, creado poco tiempo antes bajo iniciativa de las
autoridades de la Facultad, Rolando García y Manuel Sadosky (este último era 
además su director), había incorporado la primera computadora universitaria 
del país (la famosa Clementina) y participaba de una de las épocas más 
creativas e interesantes de la universidad argentina, en un país que, durante 
la presidencia del Dr. Illia, crecía a tasas poco usuales para la época.

Gradowcyk dirigió en el Instituto el grupo de mecánica aplicada, que se
dedicaba fundamentalmente a investigaciones de alto nivel científico y de clara
aplicación práctica en hidrodinámica e hidráulica fluvial de ríos y canales con
lecho fijo y móvil; del grupo surgieron publicaciones en revistas y
congresos de nivel internacional, y se estableció también una
fructífera colaboración con la Universidad de la República, en Montevideo. 
En ese sentido, puede considerarse sin exagerar que Gradowczyk fue uno 
de los pioneros de la mecánica computacional en nuestro país.
 
Producido en 1966 el golpe de estado que derrocó al Dr. Illia, Gradowzyk 
renunció, como muchos otros universitarios, y después de desempeñarse durante 
un tiempo en el Instituto Tecnológico de Massachussetts regresó en 1969 para 
integrarse a la Comisión Nacional de Energía Atómica. En 1970, una consultora 
formada por ex docentes de la Facultad de Ciencias Exactas ganó una 
licitación, en sociedad con una empresa francesa, para llevar a cabo un modelo
matemático de la Cuenca del Plata. En este ambicioso proyecto
Gradowczyk trabajó dirigiendo el grupo de modelos hidrodinámicos, y
poco tiempo después creó con otro distinguido ingeniero su propia
consultora. Durante muchos años dirigió importantes proyectos en
modelización matemática de ríos, bahías, estuarios, represas, embalses
y muchas otras actividades relacionadas con los recursos hídricos. Su
capacidad de trabajo era sorprendente, pues simultáneamente
desarrolló una sobresaliente tarea en el ámbito artístico, en el cual se
convirtió en una autoridad internacional en la obra del gran pintor
uruguayo Joaquín Torres García, sin que ninguno de sus intereses 
perjudicara al otro.
 
 A la Universidad volvió en 1973, cuando fue durante un corto período
en una época tumultuosa Director del Departamento de Estabilidad de la 
Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, donde mantuvo altos 
niveles de exigencia científica y profesional.
  
Gradowczyk poseía una sólida formación profesional como ingeniero, una enorme
capacidad de investigación y de análisis de problemas, encontrando
siempre la manera más eficiente y rigurosa de encararlos, y una
notable visión práctica, tanto en lo que respecta a la factibilidad
técnica de un proyecto como a su factibilidad económica y los recursos 
humanos, materiales y de tiempo que insumiría. En suma,
un ingeniero deslumbrante con quien, al trabajar, se disfrutaba y
aprendía siempre.


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